RIMA LII
Olas gigantes que os rompéis bramando
en las playas desiertas y remotas,
envuelto entre la sábana de espumas,
¡llevadme con vosotras!
Ráfagas de huracán que arrebatáis
del alto bosque las marchitas hojas,
arrastrado en el ciego torbellino,
¡llevadme con vosotras!
Nube de tempestad que rompe el rayo
y en fuego ornáis las sangrientas orlas,
arrebatado entre la niebla oscura,
¡llevadme con vosotras!.
Llevadme, por piedad, a donde el vértigo
con la razón me arranque la memoria.
¡Por piedad! ¡Tengo miedo de quedarme
con mi dolor a solas!.
COMENTARIO DE
TEXTO.
Rima LII de Gustavo
Adolfo Bécquer.
LOCALIZACIÓN.-
Este poema corresponde al escritor sevillano Gustavo Adolfo Bécquer
(1836-1870), perteneciente al movimiento literario del Romanticismo. Su
producción la componen obras en prosa como Leyendas, de carácter fantástico
y popular, Cartas literarias a una mujer, Cartas desde mi celda, Historia de
los templos de España y algunos artículos periodísticos; su producción
lírica, a la cual pertenece el texto que vamos a comentar, se recoge en la obra
Rimas.
Situamos este poema en la última etapa del Romanticismo, movimiento
cultural, artístico y literario opuesto al Neoclasicismo del siglo XVIII, que
surgió en Alemania e Inglaterra entre finales del XVIII y principios del XIX, y
que defendía la libertad del individuo en todos los órdenes de la vida, así
como el valor de la fantasía, la emoción y la expresión de los
sentimientos más hondos y desesperados.
Bécquer nace en plena ebullición del Romanticismo, en 1836.
Huérfano desde niño, lee a los románticos europeos y estudia pintura
desde joven. Cuando ya el Romanticismo había perdido su vigencia y había cedido
paso a otra concepción artística dominante en la segunda mitad del siglo XIX,
el Realismo, Bécquer comienza a escribir. Por ello se le considera, junto a
Rosalía de Castro, romántico tardío o posromántico. La principal
influencia literaria en Bécquer le llegó del Romanticismo alemán, H. Heine es
constante en la obra del sevillano, sobre todo, en la expresión próxima a lo
popular, el gusto por la sugerencia y el tono directo e íntimo.
Bécquer recogió sus composiciones poéticas sin un orden lógico
en El libro de los gorriones, en 1868; pero fue un año después de
su muerte, en 1871, cuando sus amigos publicaron las Rimas y
ordenaron los poemas por grupos temáticos. La que nos ocupa aparecía en el
cuarto grupo, formado por rimas con reflexiones acerca de la soledad y la
muerte. Esta rima es la primera de esa serie. En el Libro de los
gorriones, ocupaba el número 35; en el libro de las Rimas, el LII.
TEMA.
El tema del poema es el malestar y la angustia del poeta,
aunque no sabemos la causa, y su deseo de fusión con la naturaleza, a
quien le pide que le arrastre lejos del dolor del recuerdo. Se trata,
pues, de un tema puramente romántico: la desazón se proyecta en la naturaleza
arrebatada y violenta.
ESTRUCTURA EXTERNA (MÉTRICA).
La estructura externa se organiza en cuatro estrofas de cuatro
versos en las que el esquema métrico responde a la siguiente
estructura: 11/11A/11/7a. Como vemos, únicamente
riman los versos pares en forma asonante (o-a). El verso
heptasílabo confiere contundencia y concisión expresiva al final de la estrofa,
después de los endecasílabos, y coincide con el estribillo del poema.
ESTRUCTURA INTERNA
El contenido se agrupa en dos unidades de significado: en las tres estrofas primeras,
el poeta se dirige desesperado a los elementos de la naturaleza (olas,
ráfagas de huracán y nubes de tempestad) para suplicarles la
fusión con ellos; la última estrofa explica la razón de tal deseo: teme sufrir
en soledad a causa del recuerdo. Tras la visión de un paisaje tormentoso,
comprendemos finalmente que, en realidad, se trata de una naturaleza salvadora
y piadosa.
FIGURAS LITERARIAS.LENGUAJE POÉTICO.-
El poema se articula en forma de invocación a las
fuerzas del temporal, personificados en los vocativos y en los
imperativos.
Vemos como el poema está rigurosamente compuesto.
Las tres estrofas primeras ofrecen sus elementos en disposición paralela
(paralelismo). Es decir, la estructura sintáctica y semántica de
las tres primeras estrofas es idéntica: los dos primeros versos de cada
una son ocupados por un largo vocativo en el que el poeta apela a los
elementos naturales para, después de una pausa, introducir un predicativo
formado por un participio más complementos, que indica el modo en el que
desea ser arrastrado por éstos.
Cada estrofa termina con un estribillo en
tono exclamativo (¡Llevadme con vosotras!), muy del gusto becqueriano,
que confiere gran condensación emotiva el final de las
estrofas, marcando el deseo desesperado de fusión con la naturaleza
embravecida. Por otra parte, la estrofa final, en la que la anáfora
del verbo llevadme cobra todo su sentido, expresa el motivo de su
desesperanza, y constituye el clímax emotivo del poema, pues es un
grito de sinceridad manifestado por medio de exclamaciones retóricas.
Además, el encabalgamiento del último verso es altamente expresivo,
pues permite que la fluidez del poema no se rompa en su clímax final.
Las tres primeras estrofas tienen un
carácter descriptivo donde predominan sustantivos y adjetivos. Estos
sustantivos pertenecen al campo semántico de la naturaleza (olas,
playas, espumas, ráfagas, huracán, bosque, hojas, torbellino, nubes,
tempestad, rayo, orlas, niebla), pero vemos que esta naturaleza no es
una naturaleza ideal, armónica, clásica. Se trata de una naturaleza
desbocada, desatada y violenta construida poéticamente mediante el
uso de una adjetivación de marcado carácter romántico: olas gigantes, playas
desiertas y remotas, alto bosque, marchitas hojas, ciego torbellino,
desprendidas orlas, niebla oscura. Además,
los
verbos utilizados para la descripción de los movimientos naturales,
transmiten sensación de violencia: romper, arrebatar, arrastrar; en consonancia
con el arrebato interior del poeta y con el gusto romántico por la naturaleza
desatada.
VALORACIÓN CRÍTICA.
Vemos
que la adecuación entre la forma y el contenido del poema es total. El dolor
del poeta proyectado al exterior halla su perfecta expresión mediante la
personificación de la naturaleza, a quien se invoca y apela, y a la
descripción que se hace de ella, de gran expresividad y dinamismo.
El sesgo romántico es evidente y se presenta en la poesía de
Bécquer como el exponente más valioso de esta corriente en nuestra lengua.
Bécquer constituye la apertura hacia una nueva concepción de la
poesía pues, por primera vez, lo que en ella prima es la impronta de un estilo
nuevo, sencillo e íntimo, donde la expresión de delicadas emociones se
plasmará despojada de artificios retóricos y grandilocuencias. Consideramos que
son estas las razones por las que el discurso lírico becqueriano se nos
presenta hoy en día como vigente y actual. Esta línea lírica la
seguirán posteriormente otros grandes poetas como Antonio Machado,
Juan Ramón Jiménez o los autores de la Generación del 27.
Muy buen blog
ResponderEliminar;)
¿a que grupo pertenece esta rima de becquer?
EliminarMe sirvió de mucho
ResponderEliminarHijo de puta, gilipollas , necrofilico
ResponderEliminarHambreraco de mucho cuidao
EliminarCalla imbecil
EliminarMañana tengo examen, creo que me ayudará. Gracias!
ResponderEliminara mongrell ni lo toques
ResponderEliminarbastante bueno.
ResponderEliminar¿a que grupo pertenece esta rima de becquer?
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
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