El triunfo del espíritu

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Jura de la Constitución de Cádiz

miércoles, 22 de febrero de 2017

la Generación del 98

La Generación del 98

                El año 1898 es conocido como “el desastre”. Las guerras coloniales que se habían iniciado en 1895 terminaron con la derrota española frente a Estados Unidos. Fue el colofón a una época de decadencia social y política  llamada  Restauración, donde el bipartidismo y la compra de votos estaban enquistados. A ello hay que añadir el altísimo porcentaje de analfabetismo, pobreza y falta de desarrollo social de la burguesía. Por el Tratado de París de aquel mismo año, España se vio obligada a desprenderse de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, las últimas posesiones del viejo Imperio español. Ese año fue un duro golpe para el país. La gente más sensible y crítica se dio cuenta de su extrema debilidad y buscaron las causas de esta situación. Estos hechos dieron lugar a una época donde la renovación fue obligada y se hizo evidente la decadencia de la monarquía. La sociedad española asumió un papel fundamental ante los cambios y se vio representada por un movimiento cultural (literatos, científicos, historiadores, entre otros) llamado Generación del 98. El ambiente que se palpaba en la época era de descontento porque la población vivía en un entorno atrasado y miserable. Esta situación ayudó a que un grupo de intelectuales reflexionara las causas de la decadencia y, cómo no, buscaran soluciones. Se sentían muy afectados por la crisis de valores de finales de siglo. Este grupo llamado generación del 98 lo comprenden un conjunto de escritores, pensadores, científicos, artistas… que lucharán por la regeneración moral, social y cultural del país. Estos escritores toman una actitud ante el problema. Buscan el conocimiento de España viajando por ella, describiendo los campos, las ciudades, los viejos monumentos, para intentar recrear literariamente la historia del país. No se conforman con un acercamiento sin más al paisaje, es un acercamiento bello, claro.
                El concepto de Generación del 98 es una creación  tardía de Azorín plasmada en unos artículos  de 1913 y luego discutida incluso por algunos de sus miembros, como Pio Baroja. Sin embargo, con el tiempo  se ha convertido en una denominación afortunada, que abarcaría a los que en un principio se denominaron el Grupo de los tres -Azorín, Baroja y Ramiro de Maeztu, que publicaron un manifiesto en 1901, en el que daban cuenta de la descomposición moral de la sociedad y la desorientación de la juventud, a los cuales se añade Unamuno, y posteriormente Valle-Inclán y Antonio Machado, que no habían compartido las inquietudes iniciales del grupo.
       Cada uno de ellos buscó innovar en un campo determinado: Unamuno profundizó en los ensayos y experimentó con la novela; Pío Baroja generó un tipo de novelar característico que rompía con la del siglo XIX;  Antonio Machado supo hacer de lo sencillo materia poética y renovó, con su estilo el panorama de la poesía; Valle-Inclán renovó el teatro, la novela y creó el esperpento; Azorín supo darle al ensayo un estilo impresionista e hizo de las descripciones un estilo nuevo basado en los pequeños detalles, etc. todos ellos se caracterizan, como generación,  porque:

  • Nacen  en unas fechas muy próximas: entre 1864 (Unamuno) y 1875 (Machado)
  • Tienen una formación intelectual semejante (leían o seguían a los mismos filósofos).
  • Compartieron actitudes radicales de inspiración socialista o anarquista, y en todo caso mantuvieron entre sí una relación cordial y amistosa.
  • Tenían los mismos gustos literarios
  • Tienen a Larra, ante cuya tumba lo reconocieron como maestro en 1901, como referente.
  • Se sintieron todos  sacudidos por el acontecimiento generacional del desastre del 98.
  • Tuvieron preocupaciones existenciales sobre el tiempo, el sentido de la vida y de la muerte; y una concepción sentimental de las tierras y las gentes, personalizadas en Castilla, como alma de España.
  • Todos comparten un ansia de renovación del lenguaje literario, frente al prosaísmo de la novela anterior y  el convencionalismo del teatro de Echegaray. Ellos pretenden conseguir un estilo natural y antirretórico, aparentemente sencillo, pero fruto de una gran exigencia formal.


Fuera del mundo literario hubo  pintores como Darío de Regoyos, Ignacio de Zuloaga, y José Gutiérrez Solana que pueden circunscribirse a este movimiento. También los músicos Isaac Albéniz y Enrique Granados

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